Con tres distinciones ganadas, el 2017 ha sido el año de Piragua, el Programa Integral Red de Agua desarrollado en convenio por Corantioquia y la Universidad de Medellín (U. de M.). Esta semana obtuvieron la más reciente, el Premio Nacional de Alta Gerencia que reconoce las mejores prácticas de gestión de la administración pública en Colombia en tres categorías: municipal, departamental y nacional.
Piragua coincide con el nombre de la tradicional embarcación que es referente para los pescadores, solo que, en esta ocasión, se refiere a la red de monitoreo más grande del país. Comenzó a operar en 2011 vinculando a la comunidad rural en el cuidado y el control de las cuencas hídricas del departamento, y a la fecha ya suma 2.874 voluntarios.
El premio, en la categoría departamental, fue recibido de manos del presidente Juan Manuel Santos. A nivel municipal el galardón también fue para Antioquia: se lo llevó la Alcaldía de Urrao por su programa “llegamos a las comunidades lejanas para construir juntos una nueva historia”.
¿Para qué sirve?
“Piragua es una iniciativa para promover la gobernanza del agua. Además de usar tecnología, vincula directamente a la comunidad para que sean parte de la red que protege y controla el estado de ríos y quebradas en el territorio de nuestra jurisdicción”, explicó Alejandro González Valencia, director de Corantioquia.
Agregó que así como Banco2, sistema de pago por servicios ambientales, es el programa bandera de Cornare en el Oriente antioqueño (que se ha extendido a otras regiones del departamento), Piragua es el de Corantioquia, y entre 2015 y este año ha crecido en número de personas vinculadas en un 31,3 por ciento.
De un programa piloto que empezó en cuatro municipios, se pasó a cubrir toda la jurisdicción de la corporación ambiental: 80 municipios, dentro de los cuales están en 116 veredas y corregimientos.
De la red hacen parte 143 voluntarios (piragüeros) afrodescendientes, 62 indígenas, 53 instituciones educativas, 150 actores municipales y 160 empresas de 16 sectores productivos.
“Es un programa que junto a las comunidades nos ayuda a estar mejor preparados en caso de emergencia, a disminuir riesgo de inundaciones, deslizamientos y todos los fenómenos que pueden presentar las cuencas hídricas”, señaló González Valencia.
Por ejemplo, la comunidad indígena senú que habita la Isla de la Dulzura, en medio del río Cauca en el municipio de Cáceres, aprendió gracias a esta iniciativa que a través de la lluvia podían acceder al agua potable que es tan escasa en la zona.
El papel de la U. de M.
El apoyo de profesionales expertos de la U. de M. ha permitido que Piragua cuente hoy en día con 97 estaciones pluviométricas (para medir la lluvia), 31 limnígrafos encargados de la medición de los niveles y caudales de los cauces de ríos y quebradas y 13 programas de computación automáticos de procesamiento de datos.
“Desarrollamos un sistema de estaciones que actualiza información cada cinco minutos. Con la asesoría y los equipos, podría decirse que hemos ayudado a reducir los costos de esta iniciativa en un 50 por ciento, y hay más de 10 docentes que trabajan en Piragua”, comentó Gabriel Jaime Maya, profesor de Ingeniería Ambiental de la U. de M. y director técnico del convenio.
El aporte científico de la universidad y la experiencia en trabajo con las comunidades de Corantioquia, llevaron a que Piragua ganara otros dos premios este año: “Mejor Proyecto Desarrollo Sostenible” en los Premios BIBO 2017 y What Works Medellín 2017, otorgado por la organización Partners of the Americas en la categoría “Life-Changer Service Award”..
ELCOLOMBIANO