La Reserva Termal San Vicente está a 17 kilómetros de Santa Rosa de Cabal (45 minutos por carretera destapada), y es un paraje natural de 472 hectáreas que en las manos de Lisbo Justo Serna, dueño y desarrollador del proyecto, ha venido en crecimiento desde 1995, cuando abrió la primera piscina.
Con sus 14 grados centígrados y un clima húmedo lluvioso, el lugar es una alternativa de turismo de salud. Todo allí está pensado para que el visitante salga revitalizado física y mentalmente. Médicos y expertos en el tema asesoran a la reserva y, cada mañana a las 8 en punto, don Lisbo hace lo mismo con los huéspedes para que conozcan a fondo los beneficios del termalismo.
Desde que se llega, el verde y el aire puro dan la bienvenida. Pero el elemento más importante y presente a lo largo y ancho de esta experiencia es el agua termal (de pH alcalino y cargada de minerales) que promete liberar del estrés y hasta mejorar la capacidad inmunológica. Emerge de la tierra a una temperatura de cinco grados centígrados, para alimentar seis piscinas termales, una con burbujas, otra con chorros a presión ideales para hidromasajes y otras más sombreadas por gigantescos árboles y helechos del bosque de niebla.
Al sumergirse en ellas, los poros se abren, se aspira el vapor que limpia las vías respiratorias, y los músculos liberan las tensiones. Como si esto fuera poco, la propuesta es complementar esta experiencia con masajes y terapias que aprovechan las bondades del lodo, así como frutas y miel. El lugar ofrece una completa carta de tratamientos para exfoliar e hidratar la piel y para relajar el cuerpo.
Lo ideal es pasar allí la noche en una de sus cabañas o habitaciones que, aunque sencillas, ofrecen todo lo necesario para un buen descanso en medio de la naturaleza. La alimentación en San Vicente está pensada para complementar este plan saludable, por lo que ofrece opciones que van del bufé a carta de menú. Sobra decir que en este paraíso no tiene cabida el licor.
El cierre con broche de oro es con una buena botella de agua mineral natural, complemento perfecto para desintoxicar el cuerpo y llenarlo de energía. Embotellada en la misma reserva, bajo las normas del Invima, cuenta con “el arrastre de sales minerales y oligoelementos que la hacen un elíxir de vida”.
Luego de pernoctar, la mañana siguiente es ideal para caminar por los senderos del bosque y sus ríos y para aventurarse al canopi y su sensación de volar entre dos montañas.
Sin duda, todo está diseñado para renacer o salir como nuevo, para sentirse reconfortado con la vida y la naturaleza, para detener la loca carrera en la que vivimos y pensar en lo verdaderamente importante: nuestra salud y buen vivir.
Planes en San Vicente
Existen varios planes para visitar este lugar; por ejemplo, Pasadía vital (almuerzo, refrigerio, transporte ida y regreso desde Pereira): $ 75.000. Pasadía Terapéutico (incluye el pasaporte Bienestar, almuerzo, refrigerio, transporte ida y regreso desde Pereira, lodoterapia y exfoliación): $105.000.
ELTIEMPO