Antes, al parque de Envigado se llegaba a comer morcilla y a escuchar serenatas de los merenderos que pasaban por los locales comerciales. Ahora, los aires de la rumba son distintos: discotecas, bares y restaurantes se han apoderado del centro del municipio, que se ha convertido en uno de los lugares predilectos para el disfrute y el ocio en el Valle de Aburrá.
En la Ciudad Señorial, la actividad comercial y la vida nocturna se concentran alrededor del parque Marcelino Vélez, en sectores como Guanteros, la Bota del Día y la Buena Mesa (ver mapa).
El paisaje, al subir por las calles 38, 38A y 39Sur, por ejemplo, desde hace unos cinco años se hace bastante similar al que se encuentra en la calle 10, en el barrio El Poblado de Medellín.
La Alcaldía de Envigado asegura que trabaja en un plan para que la zona rosa del municipio no se convierta en una especie de “segundo Parque Lleras”, sino que, además de la rumba, se integren otros escenarios dedicados al arte, la cultura o la gastronomía.
Por ahora, problemáticas como el mal estacionamiento, la inseguridad y el ruido son objeto de control por parte de las autoridades.
Imán para el disfrute
Juan Francisco Toro, líder comunitario y residente del barrio San Marcos desde hace 40 años, cuenta que la tradición de Envigado como destino para disfrutar de la música, la comida y el licor no es nueva, es una costumbre que ya tiene más de tres décadas.
“Uno se encontraba locales que permanecían abiertos las 24 horas, venían personas de todas partes de Antioquia para estar en el parque disfrutando con aguardientes, una buena cena y contratando músicos”, relata Toro.
Aunque considera que los sitios han cambiado, reconoce que los nuevos establecimientos aportan en tributos para el Municipio y empleo para los envigadeños, por lo cual no ve como un problema la constante llegada de nuevos locales comerciales a la zona rosa de Envigado.
Según Esteban Salazar, jefe de Planeación local, desde los últimos 10 años en sectores como la Buena Mesa, se han ubicado gran cantidad de locales dedicados a la gastronomía.
“Tienen especialidad gurmé y son bastante reconocidos por toda la ciudadanía. Las condiciones urbanísticas y de seguridad que les brinda Envigado lo hacen atractivo para la llegada de este tipo de negocios, porque vienen muchos turistas nacionales o extranjeros”, afirmó Salazar.
Mientras la diversidad de ofertas para comer se concentró en la Buena Mesa, hacia el sector de la Bota del Día, Guanteros y el centro, se situaron todos los bares y discotecas.
Oye Bonita es uno de ellos, un negocio que también tiene sede en el Bulevar de la 70 o el Parque Lleras, en Medellín, pero que entró a Envigado hace dos años pensando en este municipio como el centro desde donde se podía llegar a todo el público del sur del valle de Aburrá. En un fin de semana promedia una asistencia de 450 clientes.
“Llegan personas de Sabaneta, Itagüí, La Estrella, y también de Medellín, porque les queda mucho más cerca de sus casas”, señala Wálter Gómez, administrador de la discoteca.
La Alcaldía creó una mesa de trabajo con los comerciantes —de la que hace parte Gómez— en la cual se han tomado decisiones como la del permiso de funcionamiento, que para la rumba se extendió los fines de semana y vísperas de festivos hasta las 4:00 a.m., lo cual también hace que lleguen a la zona nuevos negocios.
Lugares mutan su vocación
Toro menciona que en el barrio Jardines, donde está ubicado el sector de la Buena Mesa, había más residencias. Cuenta que la Junta de Acción Comunal logró la canalización de una quebrada, la pavimentación de varias vías y la iluminación de la zona.
“Luego de eso fue que vino la oleada de restaurantes, que llevó a varios residentes a vender sus propiedades. Pero eso sí, como se valorizó el sector, se quedaron con buenas ganancias”, revela.
También recuerda a San Marcos como un barrio de clase media. Varios de sus vecinos se fueron desplazados por la llegada del comercio y, entre otras cosas, cansados por el constante mal parqueo de vehículos en las calles.
Salazar considera que son dinámicas que se van generando en el uso del suelo de un sitio específico. Algunos negocios similares llegan a ubicarse alrededor del primero que se estableció. Afirma que este fenómeno es el que está viviendo en Envigado desde hace una década.
Agrega que el Plan de Ordenamiento Territorial contempla, desde el 2000, que en esas zonas se ubiquen establecimientos comerciales, entre ellos los sitios dedicados a la rumba, por lo cual no se trata de un fenómeno que se presenta por fuera de la normatividad.
Control
Aunque en los últimos meses, las congestiones vehiculares en el municipio también se deben a las obras del Metroplús, la Secretaría de Movilidad no descuida el control en las calles, sobre todo en la parte céntrica de la localidad.
“Si bien hemos establecido que después de las 9:00 p.m., en sectores como Guanteros o la Bota del Día, hay tolerancia para el parqueo de carros en la vía, cerca al parque principal hacemos el mismo control que en toda la ciudad, con cepos o con grúas”, explica Sara Cuervo, secretaria de Movilidad local.
El Tránsito de Envigado impartió, en 2016, 3.352 comparendos por mal estacionamiento u obstaculización de vías, gran parte de ellos en la zona rosa, según Cuervo. En el centro hay dispuestos 12 agentes exclusivos para controlar el sector, que presenta gran flujo vehicular durante todo el día.
En la zona rosa de municipio el único sector con estacionamiento regulado es la Buena Mesa, donde existen 40 celdas de parqueo; en Guanteros y la Bota del Día, estos fueron deshabilitados.
No obstante, Juan Francisco Toro considera que hace falta mayor control de este fenómeno. Propone, por ejemplo, que los locales dispongan de un valet parking obligatorio, o que el Municipio vuelva a hacerse cargo del cobro por parqueo en estos lugares.
En materia de seguridad, la Alcaldía destacó el comportamiento de los comerciantes y destacó el trabajo de la mesa conformada con este gremio.
“El año pasado tuvimos un problema con un local en Guanteros que se estaba dedicando a otras actividades, pero ante la presión las autoridades se cerró a los tres meses”, revela Jairo Jiménez, director de Seguridad de Envigado.
Comenta que problemáticas como el ingreso de menores de edad a bares y discotecas o venta de licor adulterado, son cosas del pasado debido a los controles estrictos con apoyo de Policía y Ejército.
El Municipio avanza en la instalación de 26 cámaras de vigilancia y, en dos semanas, se iniciarán trámites para ubicar otras 145 que ayuden a mejorar la seguridad alrededor de la zona rosa y el resto de Envigado.
ELCOLOMBIANO