Este es el mensaje de despedida de Luis Carlos Vélez:
Hoy tengo que compartirles una noticia personal. Estaré al aire hasta el 15 de octubre. Quiero agradecerles a todos por estos casi 7 años juntos:
a la familia RCN, que llevo en el corazón, a la OAL, y por supuesto, a mi equipo. Este grupo que construimos desde cero. Solo cosas para celebrar.
Juntos logramos casi triplicar la audiencia. Juntos llegamos a cerca de 900.000 oyentes, poniéndonos entre los espacios informativos más escuchados, queridos e influyentes del país. Increíble. Juntos se multiplicaron los anuncios y las empresas que nos acompañaron.
Ni en mis sueños más salvajes pensé que esta aventura nos llevaría a fusionar la FM y RCN Radio y crear el sistema de emisoras más grande de Colombia, ni a llegar a tantos hogares por digital. Empezamos con 12 emisoras, terminamos con 47.
Tampoco pensé que tendría el privilegio de trabajar con este grupo maravilloso de profesionales y amigos. Darcy, mi hermana, la mujer mejor informada de Colombia. Fernando Quijano Velasco, mi soldado y el periodista económico más importante del país. William, mi socio desde el minuto uno y uno de los mejores profesionales de radio que conozco. Don Juan, mi polo a tierra y la conciencia de muchos en el país. Santiago, nuestro Sherlock Holmes. Azury, una de las mejores voces de América y una inmejorable persona. Y July Habib, nuestra estrella naciente en el mundo del entretenimiento.
También quiero darle un agradecimiento especial a todo el equipo de producción, que silenciosos son los héroes de la película. Cristian Torres, gracias por ser el verdadero director de La FM, mi mano derecha e izquierda en estos menesteres. Pero quiero agradecer principalmente a la audiencia.
A usted, querido señor, señora. A usted, querido oyente. A todos ustedes que decidieron pasarse a La FM. Sentimos y siento el cariño que todos ustedes nos tienen. Lo sentimos en las calles, en los aviones, en los aeropuertos. Eso nos ha marcado y me ha marcado en el corazón. Hoy recuerdo la promesa que les hicimos el primer día de esta aventura. Dije: hoy abrimos un nuevo capítulo. Uno con la esperanza de ser cada día más. Con el objetivo de buscar la verdad.
Pero la verdad no es neutral. La verdad sobre el oprimido no es neutral. La verdad sobre la víctima no es neutral. La verdad sobre la corrupción no es neutral. La verdad sobre la discriminación no es neutral. El silencio y la neutralidad frente al malhechor es complicidad. Es por eso que nosotros no seremos neutrales,
pero tampoco tendremos agenda. Y definitivamente no tendremos partido. El único lado en el que estaremos es el de usted, a quien nos debemos y a quien le agradecemos.
Prometemos ser su aliado. Y hoy creo que lo cumplimos. En esta casa siempre me dejaron decir la verdad, y así siempre será. Quiero decirles que esta pausa no nos detendrá en decir siempre las cosas como son. Decir la verdad es incómodo. Decir la verdad genera enemigos. Decir la verdad cuesta más. Y decir la verdad en el escenario que estamos viviendo es inmensamente difícil y peligroso. Y por supuesto trae consecuencias. Por lo tanto, hoy más que nunca, el periodismo debe enfrentar a los poderosos y asumir esas consecuencias.
Debe cuestionarse a pesar de la supuesta unanimidad.
Debe opinar si algo le parece mal.
Debe levantar la mano y preguntar, y preguntar.
El mejor periodismo es ese que le sirve a la gente, y no a las élites ni a los que se creen con la autoridad moral de dictarnos cómo y qué debemos pensar. El mejor periodismo se hace cuando tienes a las bodegas encima y a los gobiernos ladrando sobre ti. El mejor periodismo se hace cuando incomoda; el resto es relaciones públicas. El mejor periodismo es el que cuesta, así cueste amenazas, acosos, ataques, campañas digitales de desprestigio, traiciones, oportunistas y tantas cosas más. Es un honor hacer periodismo. Y es un privilegio hacer radio.
Y lo pienso honrar hasta mi último aliento. Lo de hoy es un hasta pronto. Entre tanto, tendré unos meses para dormir hasta un poco más tarde y, como el guerrero, dejar la espada descansar por unos días, recalibrar, respirar, alimentar el cuerpo y el alma. Pero todos aquellos que prefieren el silencio y la obsecuencia, no celebren demasiado, que seguiremos trabajando en el contrapoder, y mucho más ahora, en esta situación que estamos viviendo en Colombia y en la que nuestro país necesita más que nunca que le digan las cosas como son. La prensa libre es un bastión de la democracia, y esa libertad de expresión es algo que se debe defender, y yo la voy a defender, con errores o aciertos, pero siempre con honestidad y con la única misión de informarlo a usted. De nuevo, me despido con un gran sentimiento de orgullo y gratitud. Y finalmente, gracias a Dios, a RCN y a la OAL por haberme permitido, con trabajo honesto y en equipo, sacar adelante otro proyecto de medios. Me voy en los mejores términos y con agradecimientos inmensos. Y recuerden, como decimos acá todos los días: todo va a estar bien.