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Hay retroceso en prevención y atención de desplazamientos en Medellín

La llave no encajaba, Claudia* intentó abrir la puerta de su casa pero le cambiaron la cerradura. Un vecino le dijo que era una advertencia de los combos para que se fuera del barrio.

“Salí con mi hijo cuando regresó del colegio, pero no nos dejaron sacar los muebles ni los electrodomésticos, nos dijeron que necesitaban la casa completa”, contó Claudia.

Al igual que ella, las últimas tres semanas, 10 familias han sido desplazadas de Belén Zafra, en el suroccidente de Medellín. Los combos se quedaron con sus viviendas por estar ubicadas en zonas estratégicas.

El despojo es el arma de estas bandas para dejar claro que son las dueñas de los barrios y de las rentas criminales como la extorsión y el microtráfico.

La Corporación Región muestra en sus análisis que históricamente y en conexión con las dinámicas del conflicto armado y las violencias, la ciudad no solo ha sido receptora de víctimas de desplazamiento forzado, sino también productora.

“El panorama es bastante desalentador: entre 1985 y julio de 2017 un total de 133.403 personas fueron desplazadas en Medellín. Para hacerse a una imagen, equivale a casi tres veces el aforo del estadio Atanasio Girardot”, advierte la entidad.

Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo (Corpades), explicó que las bandas aplican nuevas formas de despojo: saquean viviendas, se van a vivir a ellas sin autorización de la familia y cobran extorsiones absurdas.

Martha Villa, directora de la Corporación Región e investigadora del conflicto, dijo que en Medellín hay repunte de éxodos, sobre todo, en los corredores estratégicos como Belén, Robledo, la comuna 13 y el corregimiento de San Cristóbal.

ELTIEMPO